A.·.L.·. G.·.D.·.G.·. A.·.D.·.U.·..
S.·. F.·. U.·.
México D. F., a 17 de Octubre de 2015 E.·.V.·.
R.·.L.·.S.·.F.·. “Dra. Matilde Montoya Lafragua” No. 3
Jurisdiccionada a la
Gran Logia Femenina de la Ciudad de México
V.∙.M.∙. Roció Carmona Córdoba
QQ.·.HH .·. Todas:
Ap.·.de M.·. : Sandra Marisol Valdez Salinas
Tema: SIMBOLISMO DE LOS SOLSTICIOS DE VERANO E INVIERNO / CEREMONIA PARA
LA
CONSAGRACIÓN DEL FUEGO SAGRADO EN EL
SOLTICIO DE INVIERNO
SIMBOLISMO DE LOS SOLSTICIOS DE VERANO E INVIERNO
Las culturas antiguas tenían particular respeto y dedicación
a la astronomía y de manera especial al Sol, a cuyo estudio y ofrenda dedicaron
gran cantidad de sus templos. Por ello se les daba a los solsticios especial
atención, puesto que son precisamente los momentos del año cuando el sol llega
a sus puntos más lejanos de oscilación entre el Sur y el Norte, en junio
(Cáncer) y diciembre (Capricornio) ; es decir, en el momento que en el Astro
Rey tiene su máxima declinación meridional (al sur) o septentrional (al norte),
aparentando detenerse (de ahí el termino latino Sol – Stitium) para iniciar su
camino pendular de regreso hacia el otro extremo.
Desde las épocas más remotas y prácticamente en todas las
civilizaciones se han festejado las fechas en que se presentan los solsticios:
en Roma, se dedicaban al Dios JANO, representativo del Sol, quien presidía los
comienzos, las iniciaciones (en latín INITIUM, INITIARE) y en particular el
ingreso del Sol en los dos hemisferios celestes.
El mito de Jano aparece en las tradiciones gnóstica e
iniciática de la más remota antigüedad, erigiéndose en uno de los símbolos
fundamentales de la Ciencia Sagrada. Para entender la trascendencia de la
adopción de este mito en la Francmasonería, hay que tener presente que el mito
solar, modelo a escala de la magna dinámica del Logos en el Universo, es uno
alrededor de los cuales gira integralmente la estructura simbólica masónica.
En cuanto a la recurrencia de la tradición juanítica
primitiva con el esoterismo cristiano, cabe señalar una estrecha relación,
manifiesta en no pocos textos bíblicos, entre Jesús, nacido en el solsticio de
invierno y Juan Bautista, celebrado en el solsticio de Verano, relación
disuelta por razones teológicas muchos siglos después del inicio de la era
cristiana, transponiendo esta relación de Jesús con Juan Bautista a Juan
Evangelista.
El cristianismo, conocido receptáculo de las doctrinas
anteriores a ella, adaptó la tradición Juanítica primitiva y la asimiló a la
mitología Crística, ocupando un lugar preponderante al anular las fiestas “del
asno” en verano y las “saturnales” de invierno para cambiarlas por las fiestas
de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, respectivamente. En la Edad Media
el ya entonces San Juan de los cristianos fue adoptado como “santo patrón” de
los Collegia Fabrorum de artesanos y luego de los constructores, masones
operativos, de donde pasó a la masonería especulativa desde su mismo
surgimiento, a principios del Siglo XVIII.
Desde entonces y hasta la fecha, la Francmasonería asimiló a
Janus dentro de su estructura simbólica y celebra en su honor las fiestas de
Solsticiales, que como marcan algunos ceremoniales alusivos. Aquí nos sale al
paso una pregunta: ¿Por qué dicen pertenecer a una Logiade San Juan?
Desde el punto de vista Histórico, según una acreditada
versión a la que hacen referencia variosautores masónicos, la utilización
material del término “Logia de San Juan” dentro de la Mas:. se remonta al
tiempo de las Cruzadas, cuando algunos caballeros masones se unieron a sus
similares de la Orden de San Juan de Jerusalén, mejor conocidos como
Templarios, por lo que en un gesto de solidaridad con los principios de estos
últimos, fue aceptado por los primeros. Se cuenta que de ahí en adelante todas
las logias se llamaron “Logias de San Juan”. Tal vez en forma sincrónicaSan
Juan fue también tomado como patrono por parte de las corporaciones que ya
señalamos.
No obstante esta explicación, que pudiera ser satisfactoria
y suficiente a los ojos profanos, deja en los practicantes del Arte Real un
hueco que requiere ser llenado al abrevar unas cuantas gotas del vasto
manantial de la ciencia sagrada tradicional. He aquí algunos hallazgos:
El nombre JANUS o JANO tiene un parecido muy singular con el
de JUAN y no es por casualidad que éste fue puesto por la tradición
judeocristiana en el exacto lugar de aquel.
Filológicamente el nombre JUAN, en Hebreo Johan, en Griego
Joánes, en Persa Jehan, en SalioJánes, en Francés Jean, en Inglés John, en
Alemán Johann, tiene por radical la voz semítica JAN.
También tiene una estrecha relación con el dios GANESA, el
“señor de las dos vías” de la tradición hindú.
Ahora bien, si tomamos el nombre hebreo JEHOHANNAN, resulta
que su traducción es “Agraciado o favorecido de Dios”, es decir, iluminado,
iniciado. Por lo tanto el hecho de reconocerse como hermano o discípulo de Juan
dentro de nuestra organización es de lo más correcto, dado nuestro carácter iniciático
y tendiente al perfeccionamiento.
Jano y el Tiempo: Por otra parte, desde un aspecto temporal,
la imagen de Jano se interpreta habitualmente como símbolo del pasado (el
perfil de un viejo) y el porvenir (el perfil de un joven). Interpretación
correcta, aunque incompleta, dado que entre el pasado que ya no es y el
porvenir que todavía no es, está un tercero y verdadero rostro de Jano,
invisible, que mira el presente, que en la manifestación temporal no es sino un
momento inasequible. No obstante, en la manifestación trascendente del
espacio-tiempo es eterno, contiene toda la realidad. Este tercer rostro
corresponde en la tradición hindú al tercer ojo de Shiva, invisible también y
simbólico del “sentido de la eternidad”, cuya mirada por un lado reduce todo a
cenizas, destruye todo lo manifestado, pero por otro, cuando la sucesión
(línea) se convierte en simultaneidad (círculo), ve todas las cosas que moran
en el “eterno presente”.
Así, Jano, igual que Shiva, es “señor del triple tiempo” y
al mismo tiempo “señor de la eternidad”. Por su parte y en este mismo sentido,
desde el punto de vista del esoterismo cristiano, el Cristo domina el pasado y
el porvenir; coeterno con su Padre, es como él, “el antiguo de los días” (“in
principium erat verbum”, como dice San Juan, con lo que Janose asocia
simbólicamente al Verbo Eterno) y al mismo tiempo quien vive y reina en el
futuro “por los siglos (ciclos) de los siglos (recurrencia eterna)”. Pero cabe
señalar que el“Señor de los Tiempos” obviamente no puede estar sometido al
tiempo, igual que como dice Aristóteles, el principio del movimiento universal
es necesariamente inmóvil.
Etimológicamente, la palabra Juan se relaciona con el
vocablo latino JANUA, en castellano “puerta”, de donde a su vez deriva la
palabra JANUARIUS o enero, inicio. En este contexto, es interesante resaltar el
significado de puerta lo tiene también la letra griega “Delta”, que tiene la
forma de un triángulo, forma empleada por los antiguos para el diseño de las
puertas de acceso a los templos iniciáticos.
JANO representativo del ideal iniciático, simboliza, al
igual que el Delta griego, la puerta de entrada a la verdadera iniciación e
indica perfectamente que en la Mas:. tenemos y tomamos a nuestros viejos usos y
costumbres como Piedra Fundamental del desarrollo de nuestras actividades; pero
en lugar de estancarnos viviendo del pasado, debemos y tenemos la obligación de
utilizarlas con miras al futuro para ser mejores y hacer mejoras en beneficio
de nuestras familias, de nuestra comunidad, de nuestra nación y del mundo.
De tal forma, la expresión “Logia de San Juan” –Logia del
Sol, de la Luz creadora-, viene a ser el apelativo de toda asociación de
“Iniciados”, es decir, de seres humanos que transitan en el camino hacia la
auto trascendencia mediante la Iniciación, término que aplicado en su sentido
más general se emplea para designar a todos los que han sido admitidos en los
misterios iniciáticos y más perfectamente, según el propio Magíster, aplicado
“a los verdaderos hermanos de San Juan: a los maestros de la sabiduría que
constituyen la gran Logia Blanca, la más justa y perfecta Logia de San Juan en
la cual debemos buscar la inspiración y el origen profundo y verdadero de
nuestra Orden”.
Janus y los Solsticios.- Como sabemos, los cuatro extremos de
la logia representan a los puntos cardinales. Cada uno de ellos está en
correspondencia con uno de los elementos vital y una estación y por ende, con
los equinoccios y los solsticios: El Solsticio de Invierno al Norte; el
Equinoccio de Primavera al Oriente; el Solsticio de Verano, al Sur; y el
Equinoccio de Otoño al Oeste.
El trazo de las ciudades antiguas, divididas en “Cuarteles”
(Quartiers, en francés) sigue esa misma marcha del ciclo anual, que por lo
regular comienza en el solsticio de invierno. En la india, por ejemplo, hay un
cuartel para cada casta:
Al Norte, los Brahamanes (ubicación polar, MM::);
Los Ksáhtriyas al Oriente (ubicación solar, Comp:.);
Los Vaisyas, en el Sur (AAp:.); y
Los Sudras (Prof\) en el Occidente.
En el Perú, en la Tradición Andina tiene un significado
especial, siendo preciso desarrollarlo en un capitulo especial; por otro lado,
como en muchas de las ciudades capitales latinoamericanas, se puede observar
esta misma disposición, al encontrarse el Templo Mayor al Oriente, el Palacio
de Gobierno (sede del gobierno) al Norte; al Sur las viviendas y los comercios
al Occidente, el Gobierno Municipal (no necesariamente) .
Si el simbolismo solar tiene una relación evidente con el
día, el simbolismo polar lo tiene de manera equivalente con la noche.
La noche no representa entonces la ausencia o privación de
la Luz, sino su estado primordial de “No Manifestación”. Así, si la culminación
del sol visible o “material” (manifestado) ocurre al medio día, la del sol
“espiritual” se ubica simbólicamente a la media noche. Por eso antiguamente se
decía que los iniciados en los grandes misterios “contemplaban el sol a media
noche”.
Solsticio de Verano
El amanecer y el atardecer, son intermedios del medio día y
la media noche y forman conjuntos simbólicos similares entre sí; Alba y ocaso
corresponden respectivamente al oriente (primavera) y al poniente (Otoño). Así,
dentro de logia hay un doble transcurrir horizontal de oriente a poniente y
vertical de norte a sur cuyos ejes confluyen precisamente en el Ara, justo al
Centro de la Bóveda Celeste, donde se ubica en Estrella Microcósmica o Polar,
de la que pende la plomada en la Mas:. Operativa.
De ahí que en la Masonería Operativa, en el Hemisferio Sur,
la marcha Masónica en el Tem:. se realiza de manera cíclica, contrario al
sentido de las manecillas del reloj (Siguiendo el recorrido solar) -poniente –
sur – oriente – norte-; (en el Hemisferio Norte, el recorrido es en el sentido
de las manecillas del reloj. Sin embargo, en el Hemisferio Sur, la masonería
especulativa, se apega a la tradición (Marcha), pero no a la razón)
Para los Latinos como para los Hindúes, el ciclo anual
constituye una representación en miniatura del grande y eterno ciclo cósmico,
de la Manifestación Universal. Se divide en dos mitades anuales: una ascendente
(invierno-verano) y otra descendente (verano-invierno) , cada una de las cuales
se “abre” en su respectiva “puerta” (Janua) solsticial.
El Jano Rebis.- Un antiguo emblema encontrado por
Charbonneau en un libro litúrgico manuscrito del siglo XV que constituye el
cierre de la hoja correspondiente al mes de enero (Januarius), muestra al
Cristo con los rasgos de Jano. Se trata de un medallón en cuya parte superior
se encuentra el monograma IHS con un corazón sobrepuesto y en la parte inferior
el busto de un Jano andrógino (!), a la manera del Rebis alquímico, con un
perfil masculino (Ianus, Jano, Juan, dios solar) a la izquierda y otro femenino
(Iana, Diana, diosa lunar) a la derecha. Lleva en la doble cabeza una corona y
sostiene en la mano masculina un cetro y en la femenina una llave. La corona
aquí, es símbolo del triunfo de la unidad de lo “no manifestado” , que reina
sobre la dualidad de lo “manifestado” ; la elevación de lo trascendente sobre
lo espacial-temporal.
El Cetro de Plata de la mano masculina de la izquierda, es
emblema del poder Real, Temporal (solar) y la Llave de Oro de la mano femenina
de la derecha, símbolo del poder Trascendental, Sacerdotal (polar).
Las Llaves de Jano: La llave (clavis, clave) está
relacionada al simbolismo de una herramienta ritual, el clavo (clavus). En el
simbolismo cristiano las dos llaves de Jano encuentran su similar en los dos
clavos de las manos de Jesús Crucificado, que señalan los extremos simbolizados
por el ladrón bueno y el ladrón malo, los ejes solsticiales colocándose arriba
y al centro el Cristo (Sol) en el equinoccio de primavera.
Llaves de Jano
La llave como el clavo, tiene el poder de sujetar o liberar,
de atar o liberar, poseen el secreto alquímico del Solve y Coagula propio a la
naturaleza de todas las cosas (la piedra llave o clave de las iglesias
góticas). En el caso del significado de los solsticios como dos puertas, cabe
decir que no se trata de una de entrada y otra de salida sino más bien de dos
salidas distintas: una del mundo profano, la otra de la oscuridad germinal (lo
no manifestado) hacia la luz iniciática (el Avatâra, el nacimiento del Cristo,
lo Manifestado).
Una vez que se ha traspasado una puerta no se puede regresar
por el mismo camino ni salir por ella. De manera enunciativa, podemos señalar
según la Cábala hebrea, la izquierda y la derecha tienen distintas
correspondencias que complementamos con otros conceptos señalados a
continuación:
IZQUIERDA DERECHA
Lo Masculino, Iano*, Juan; Lo Femenino, Iana, Diana
Ianua Inferni (Vía Lata); Ianua Coeli (Vía Arcta)
Mundo Terrestre ” Lo Manifestado”
Mundo Celeste “Lo no Manifestado”
Poder Material; Poder Sacerdotal
Manifestación Individual; Manifestación Trascendental
Fuerza (Djelâl); Belleza ((Djemâl)
Paraíso Terrestre; Paraíso Celeste
Justicia (Dîn); Misericordia (Hésed)
Sur, Norte
Misterios menores, Misterios mayores
Vía de los Hombres (Pitr-Yâna); Vía de los Dioses
(Deva-Yâna)
Cáncer, Capricornio
Verano, Invierno
Eléctrico, Magnético
Yang, Yin
Coagula, Solve
Omega, Alfa
Letra “M” del AUM; Letra “A” del AUM
* En Latín antiguo no existía la letra J, la reemplazaba la
letra I.
Tanto el Cetro como la Llave son en su sentido más profundo
llaves, pues una y otra abren las puertas solsticiales: Ianua Inferni
(solsticio de verano) y Ianua Coeli (solsticio de invierno), que son los dos
puntos extremos al sur y al norte donde se detiene aparentemente el sol en su
marcha por el ciclo anual. De hecho, el término mismo “solsticio” tiene ese
sentido de “detención del sol”.
Estas llaves que tiene en cada una de sus manos esta
divinidad, son en conjunto el símbolo de la Tradición; una de ellas abre el
pasado, la otra el futuro. De ahí que en masonería Jano sea igualmente el
emblema de los Landmarks, o antiguos límites, leyes no escritas y fundamentos
constitutivos y universales de la Orden, los que junto con las festividades
solsticiales masónicas, nos indican que debemos estudiar y practicar los
principios y normas establecidos desde el origen, concentrando nuestros
esfuerzos en el presente para construir el porvenir.
El tercer Jano invisible es entonces el “Portero” (Ianitor)
que abre y cierra las puertas solsticiales, es el Ganesa Hindú, el “Señor de
las dos vías”. Por eso Jano también era el Dios de las Iniciaciones (In – Ire,
ir hacia adentro, entrar). La raíz latina y sánscrita “I” o mejor puesto por
los pitagóricos con la letra ” Y “, produce la palabra “Yana (vía, camino), muy
cercana al termino Ianus (“Yo soy la vía”, afirma bíblicamente Jesús. Véase
otra correspondencia de las que señalábamos al principio) y similar al termino
extremo oriental “Tao”.
Janus en Logia.-Nótese en la forma de la letra” Y ” esta
cualidad dual que indistintamente surge de la Unidad (yendo hacia arriba) o
desemboca en ella (conduciéndose hacia abajo). La letra ” Y ” es Hércules entre
la Virtud y el Vicio; es el Iniciado entre las CCol:. J\ y B\; es el “Árbol de
dos ramas”, el Árbol del Conocimiento, cuyo sinónimo o complemento también lo
encontramos en el Tau. De hecho estos atributos del Jano de la izquierda y el
de la derecha, se sintetizan y asumen en la figura de Melquisedec (San
Pablo,Epístola a los Hebreos, VII, 3) y luego por transposición, en el Cristo
mismo (otra relación Juan – Cristo).
Dentro del Templo Masónico tenemos un conjunto simbólico
polar – solar digno de ser estudiado con detenimiento:
Desde el punto de vista Solar, el no nacido, colocado en el
Occidente, al centro de las columnas solsticiales (equinoccio de Otoño) Norte
(invierno) y Sur (verano), mira a través del Ara (centro, eje) al Ven:. M:. (el
Sol), colocado en el Oriente en su punto intermedio o central (equinoccio de
primavera).
Desde el punto de vista Polar, el neófito circula dentro del
templo como los signos zodiacales (12 Columnas) alrededor de la estrella polar
(Ara) en su recorrido eterno por los cuatro puntos del espacio y del tiempo.
JANO, CANCER Y EL SOLSTICIO DE VERANO:
Si se reparte a los signos del zodiaco en los 4 trígonos
elementales (representados en los 12 bueyes del Mar de Bronce, de profundo
contenido astrológico), el Símbolo de Cáncer corresponde al “fondo de las
aguas”, en sentido cosmológico, al medio en que están depositados los embriones
del mundo manifestado, correspondientes en el orden macro cósmico al embrión
del logos, al “Huevo del mundo”.
El signo de cáncer es domicilio de la Luna, cuya relación
con las aguas es estrecha, y al igual que ellas representa el principio pasivo
y plástico de la manifestación, la esfera lunar es propiamente “el mundo de la
formación”, el mundo de la elaboración de las formas en el estado sutil, punto
de partida de la existencia individual.
En el símbolo astrológico de cáncer, se ve el germen en
estado de semi-desarrollo que es precisamente el estado sutil, el prototipo
formal cuya existencia se sitúa en el dominio psíquico o “mundo intermedio”. Su
figura es la de la “U” sánscrita, elemento espiral que en el ákshara o monosílabo
sagrado “OM”, constituye el punto intermedio entre el punto (M) y la no
manifestación principal la línea recta (A) que representa el desarrollo
completo de la manifestación en el estado corpóreo.
El símbolo de cáncer es doble: sus dos partes se sitúan en posiciones
inversas, representativas de los complementarios, de manera idéntica al Tai Chi
(yin-yang), representativo de las revoluciones cíclicas, al igual que las dos
serpientes espirales del caduceo hermético; del cielo y la tierra; de los dos
hemisferios del “Huevo del mundo” (las dos mitades del huevo de Leda, del huevo
del Cisne, de la Serpiente); las dos mitades del andrógino primordial.
Símbolo Cáncer
Transpuesto al esoterismo cristiano, la parte superior del
símbolo de cáncer es el Arco Iris (restablecimiento del orden sobre el caos y
la renovación por el agua fecunda) sobre la nube (aguas superiores); y la
inferior es el Arca de Noé (contenedora del germen de todo lo manifestado en el
mundo objetivo) sobre el mar (aguas inferiores). Ambas figuras constituyen la
representación bidimensional de la esfera del paraíso terrestre. De hecho,
antiguamente el arca junto con las llaves fue uno de los emblemas de Jano. La
reunión de las dos figuras representa el cumplimiento del ciclo el símbolo del
ciclo solar, por la unión de su comienzo y su fin.
El símbolo de Cáncer también vinculado al de la Concha, y
ambos al de las aguas, representa el receptáculo de los gérmenes del ciclo
futuro (el Veda, la Vida, el Verbo manifestado en los tres mundos) durante los
períodos de “disolución exterior” del mundo. La concha guarda, conserva dentro
de sí la perla suprema, el sonido primordial e imperecedero (In principium erat
Verbum), el monosílabo “AUM” cuyos tres elementos sonoros (Mâtrâ) son la
esencia del Veda trino y uno. Por eso las dos partes del símbolo de cáncer se
asemejan a dos orejas atentas a escuchar el Verbo, el sonido primordial
(ákshara).
Otra curiosidad: la letra central de los alfabetos árabe y
hebreo de 27 letras es la “Nun” (“N”) ocupa al igual que en el alfabeto latino
el número 14. De ahí derivan los nombres de Noé (Nû) y Jonás (Yûnus, Dhû-n-Nûn,
señor del pez), relacionados simbólicamente con las aguas y con el pez. De ahí
la posible vinculación con la palabra Janus no sea muy lejana. En complemento, la
letra sánscrita “Na” se representa con un semicírculo.
CEREMONIA PARA LA CONSAGRACIÓN DEL FUEGO SAGRADO EN EL
SOLTICIO DE INVIERNO
El significado profundo del solsticio de invierno tiene no
sólo connotaciones metafísicas - en cuanto a la suposición de un Supremo Poder
que crea, rige y ordena el Universo, cuyas leyes debe tratar de comprender la
conciencia humana, sino también éticas, porque su conducta ha de estar regida por
premisas morales, cuya rectitud y regularidad sean simbólicamente equiparables
a la eterna procesión del sol y demás estrellas y planetas en el Universo. Pero
no termina allí, a mi juicio, el significado especulativo del solsticio de
invierno.
El doble símbolo de una perpetua lucha entre la luz y la
oscuridad, centrada en ambos solsticios, puede sugerir, también, una reflexión
acerca de un renacer permanente de la luz, que sería su triunfo, aunque
resabios de tinieblas puedan quedar, de algún modo, en el fondo del alma
humana.
Otra manera de simbolizar la oposición, si bien triangulada
y desde el punto de vista gnoseológico, es decir, relacionado con el problema
de los alcances del conocimiento humano, sería asociar la luz con la certeza y
la tiniebla absoluta con la ignorancia, dejando para la duda, el símbolo de la
penumbra. Esto se adecúa en cierto modo, creo, con la convicción masónica de
que el hombre es perfectible pero no puede acceder a la perfección ni al conocimiento
totales, atributos exclusivamente divinos. El hombre, desde esta perspectiva,
sería una suerte Homo Tenebrosus, es decir, cubierto de tinieblas, mezcla de
mayor o menor luz y mayor o menor oscuridad, en suma, penumbra.
Pero también tenebroso quiere decir secreto, difícil de
comprender, y así es también el hombre, no sólo por su esencia, mitad tierra,
mitad cielo, sino por lo que busca, tan difícil de comprender como él mismo. Y
aquí llegamos al aspecto esotérico de la cuestión. Quien valore la búsqueda
esotérica como una vía paralela de conocimiento, encontrará que el binomio
esencial Luz-Oscuridad está en el centro de la problemática del bien y el mal, y que no se resuelve
fácilmente con la definición “negativa” del mal como “ausencia“ del bien; sin
caer tampoco en el dualismo que equipara a ambos en fuerza y poder.
Este problema teológico, que es el corazón de la Teodicea,
disciplina que trataba de exonerar a Dios de los pecados y errores humanos, así
como de sus desgracias, contiene implícito el “trilema” de si el mal, o la
oscuridad, está en Dios, en un poder maléfico o satánico más o menos
equivalente a la divinidad, o sólo en el hombre; no porque el hombre sea
esencialmente malo, sino porque posee el libre albedrío y puede elegir entre ambos; puede,
además, combatir al mal por sí
mismo, y debe hacerlo.
CONCLUSION
Para nosotros los masones, las fiestas solsticiales tienen
una profunda significación filosófica. Los solsticios representan el eterno
contraste de la luz y la oscuridad, de la vida y la muerte y el eterno renacer
de la creación, donde nada puede ser destruido, solo transformado en los tres
estados naturales, sólido, líquido y gaseoso, es el ave fénix que siempre
renace de sus cenizas. Los solsticios representan la armonía cósmica, que
permite observar, año tras año, como se cumplen con asombrosa regularidad, de
acuerdo a las leyes físicas de su relación con la tierra, prolonga los días o
las noches, haciendo que la naturaleza cumpla inexorablemente sus ciclos
biológicos.
Astronómicamente, los solsticios se realizan cuando el sol
se encuentra cruzando el Trópico de Cáncer (verano), haciendo que los días sean
más largos, en el hemisferio boreal, ocurriendo todo lo contrario en el Trópico
de Capricornio (invierno), en el hemisferio austral. Para él hombre, el
invierno es como la incomprensión, la deslealtad, el halago de los mediocres,
el acomodo, la crueldad de los ambiciosos y el descaro del intolerante para
defender su obsesión. Sabe que su convivencia con la naturaleza no es fácil,
pero es bastante más difícil su relación con la destrucción, la opresión, la
injusticia y la desigualdad humana.
En primavera, en cambio, trae la serenidad, porque la
naturaleza renace con todo su esplendor, el sol retoza amablemente entre los
valles y montañas, permitiendo a toda forma de vida vegetal reverdecer y
florecer, llenando el mundo con pinceladas de múltiples colores y agradables
aromas.
Nos permitimos observar desde nuestra pequeña concepción
cósmica como el supremo regulador de la vida, luego de hacernos padecer sus
inclemencias, nos permite convivir con la brillante renovación de la vida. Las
aves construyen sus nidos, las abejas producen su mejor miel, las bestias se
aparean, haciendo posible la perduración de su especie; es así como comprendemos
que lo vivido es una dura pero necesaria experiencia, su razón hace que pueda
superar con coraje sus miles de limitaciones y defectos y los desafíos de lo
sobrenatural. Comienza a sentir el ser humano los signos de dignidad que le son
consustanciales, encuentra los valores éticos del ser racional que le son
ineludibles e irrenunciables, le reconforta saber que puede compartir su
espíritu individualista con su hermano hombre y lograr juntos una sociedad
solidaria en sus necesidades e ideales.
La primavera hace florecer en su interior la fraternidad que
nos permite entregar a nuestro hermano hombre, respeto, justicia, lealtad,
tolerancia, desarrollo cultural, crítica y halago con sentimientos de
perfección y para que el hombre puede disfrutar de todas estas cosas
maravillosas, el último día de la primavera es el más largo del año, excelente
lección del G:.A:.D:.U:. , ofreciéndonos con grandeza las cosas buenas para que
las disfrutemos en extenso.
Al celebrar este solsticio de verano nos recuerda que es momento
de cambios, hagamos, pues, que el solsticio que celebramos nos haga sentir la
perfección con que el G:.A:.D:.U:. hace sus cosas, alimento de nuestro
espíritu, a fin de que se convierta en semilla de la fraternidad, la misma que
caída en terreno fértil genera un frondoso árbol, cuyas ramas se extiendan como
amparo para nuestro hermano hombre, ávido de alimento corporal y espiritual,
sediento de justicia y de libertad, inquieto para lograr el respeto a sus
ideas, buscador incansable de un centro de unión en el que reine la tolerancia
para los conceptos religiosos, políticos, de cultura o nacionalidad. Es pues en
verano que, con la plenitud de la luz, que se maduran los frutos, como a
nosotros nos hacen madurar en ilustraciones y conocimientos las enseñanzas de
nuestra madre logia.
El masón debe evaluar los factores de la naturaleza que
influyen en su vida para que en el esfuerzo de conquistar nuestra naturaleza
humana hallemos en aquello que nos brindan los medios, la fortaleza suficiente
con la que superemos las dificultades de nuestra existencia.
Cuando niños aprendemos por instinto a caminar, a hablar, a
dormir y despertar, pero necesitamos de nuestra madre para alimentarnos y gozar
confortablemente en su regazo.
En la juventud, apasionada, agresiva, reformadora,
irrespetuosa, rebelde, impulsiva, de vida en plena libertad, sin ataduras a los
conceptos y a las formas, hacemos en ella la idealización de nuestros actos,
procurando que el mundo sienta la necesidad de cambiar, si es a nuestro modo de
pensar mucho mejor.
Cuando adultos, se van formando nuestros pensamientos, ideas
y nuestro propio carácter, dejando de lado el idealismo fácil y placentero,
buscando y encontrando que la renovación es vida, o que la vida es renovación,
dándonos a entender que debemos devolver siempre el beneficio recibido. La
dedicación y afecto de los que amamos serán siempre un norte de nuestras
acciones, devolviendo ternura, instrucción, reconocimiento y respeto a cuantos
nos rodean, logrando, de esta forma, el equilibrio emocional propio de la
adultez.
Que este nuevo solsticio, que éste cambio que hace la
naturaleza, nos haga meditar en la necesidad de reactivar nuestra voluntad de
renacer, que nos haga reflexionar en la necesidad de compartir el alma, cual
semilla de fraternidad, que nos repitamos cada día que cada ser humano requiere
ser levantado de sus desgracias.
Hermanos, la tiniebla más breve y el día más largo han
llegado a la cita habitual, el verano se abre esplendoroso pleno de sol y de
esperanzas y tenemos la certeza que todo hombre tiene el derecho que lo
saquemos de la infamante tumba donde lo han postrado el egoísmo, la ambición,
la traición, la felonía y la hipocresía.
Ante el análisis presentado, ¿los masones festejan la
navidad? Si tomamos a la organización por sus miembros, seguro que muchos
masones festejan la navidad, pues profesan el cristianismo; entonces, en
particular, algunos masones festejan la navidad. Pero, la fraternidad como
institución no participa de estas fiestas, puesto que su doctrina establece una
laicidad en sentido filosófico, aquel que propugna una visión naturalista y
razonable de la vida sin sostener ningún dogma. A lo sumo se conmemora el
solsticio de invierno. En el fondo, la esencia masónica podría generar un
conflicto en el hermano cristiano, puesto que la fraternidad es adogmática y
promueve una visión del mundo libre de seres sobrenaturales. El equilibrio se
encuentra en el respeto a la intimidad, puesto que la masonería es tolerante de
todas las religiones cultivadas en el ámbito privado, convirtiéndose ella en el
centro de unión de todos los hombres, por encima de los mismos dioses.
Sin otro particular, me
despido con los SS.∙.
TT.∙.y BB.∙.por vosotras conocidos.
“El
respeto al Derecho Ajeno es la Paz”
Fraternalmente
Ap.·.de M.·. Sandra Marisol Valdez Salinas
Bibliografía:
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