PLAN GLOBAL DE Destrucción
DE LA FAMILIA
Intentemos ponernos en el lugar
de un globalista que busca un control absoluto del individuo (lo que él
considera su siervo, su vasallo, su esclavo). ¿Cuál será la última oposición
que encontrará en su psicópata ambición de controlar a los pueblos? Todo
individuo miembro de cualquier comunidad humana tiene un sano y natural
mecanismo de defensa en su familia: si te atreves a atacar, por ejemplo, a un
gitano, tienes que saber que después de agredirle tendrás que derribar también
a sus primos, a sus tíos, a sus cuñados, a los vecinos… Si llevamos esto a un
nivel más amplio, comprendemos que el proceso globalizador tiene como mayor
enemigo a la unidad familiar: si el individuo no tiene familia, queda indefenso
a cualquier ataque gubernamental; si el individuo no tiene padre que le infunda
coraje y osadía, estará sin defensa ante el adoctrinamiento secular del
Establishment; si un individuo no tiene madre que le dé cariño y protección, el
poder político podrá “criar” a esa persona al antojo de sus intereses. En
palabras claras: sin tu papi y sin tu mami, el Gran Hermano tiene vía libre
para devorarte.
Adam WEISSHAUPT Los Iluminados de
Baviera dijo: “ se buscará la destrucción de la familia”
Charles Darwin dijo una vez: “si
podemos motivar a las mujeres a ir detrás de los beneficios materiales, dejarán
de tener hijos.”
H. G. Wells muchos piensan que
solo fue un escritor de ciencia ficción, pero tiene escritos pro-Nuevo orden
mundial, Wells hizo explícito que para llevar a cabo ese proyecto, “debemos
destruir y terminar la obsoleta unidad familiar”
Julian Huxley dijo: “Si
introducimos una sociedad que devalúe la vida humana y sacamos a la humanidad
de su altar como ser privilegiado del planeta, entonces podremos llevarlo a
nuestra sociedad controlada como población útil.”
“Propaganda” (1920) de Bernays
sentó las bases de la ingeniería social tal y como la conocemos y la sufrimos
en la actualidad. El primer ensayo fueron los años veinte (The Happy Twenties).
En periodo de entreguerras, instituciones norteamericanas en estrechísima
hermandad con las británicas, implementaron la primera revolución sexual: charleston
dance, cigarrillos para mujeres, cabarets… el cine sonoro aparece en 1927 de
manos de la productora Warner (“The Jazz Singer”), se introduce en la sociedad
la cocaína (los Freud y compañía ya la habían estado probando empíricamente
años atrás), y las mujeres se cortan el pelo como los hombres. Consecuencias:
se quintuplica en Estados Unidos el número de orfanatos controlados por el
gobierno, se triplica el número de divorcios, y se multiplica en una proporción
no determinada el número de contagios de enfermedades venéreas.
Lavrenti Beria dijo en la reunión
de la Internacional Socialista en 1934: “Llevaba un siglo alterar la estructura
cultural de una nación. Con los medios que tenemos ahora se puede cambiar en
cinco años.”
Lord Bertrand Russell, filósofo
eugenista “The Impact of Science on Society” (1951) ya nos habla de una
sociedad diseñada y fabricada por una tiranía tecnocrática: “made society”,
“design society”, “create culture”… son expresiones cotidianas en la
fraseología russelliana. El señor Russell dijo: “Al construir una sociedad
narcisista en donde todos están preocupados por sí mismos, la población no se
levantará por nada ni nadie; y así el gobierno dominará a cada individuo
directamente.” A partir de la segunda mitad del siglo XX, comienza una escalada
de ataques a la estructura social y familiar de todo el mundo, con periódicas
revoluciones culturales y tecnológicas que arrasarán los resquicios de
sustratos culturales genuinos. Apriétense los machos.
Devastación de la mujer;
actualización secular del arquetipo femenino: Galton, Wells, Huxley, Russell
(todos ellos hombres)… todos hicieron explícito identificar a la familia
tradicional como el enemigo a batir en su “sociedad ideal”. Si meditamos en
ello es lógico que no haya nada más temible para los globalistas que la
capacidad de amor, protección y ternura innatas en toda mujer. Si la fuerza
política quiere adoctrinar a las nuevas generaciones, saben que tienen que: a)
aniquilar a las madres; o b) convertir a las madres en estériles repetidores de
propaganda. ¿Qué hicieron? Hicieron ambas cosas.
Tanto los soviéticos como los
banqueros-industriales anglo-americanos (en última instancia, son los mismos)
financiaron periódicas revoluciones culturales, que dieron una ilusión de
liberación a una mujer que, a partir de ese momento, se vio obligada a competir
laboralmente. El éxito inmediato de esta maniobra fue la duplicación de la
recaudación fiscal: ahora, el Establishment se garantizaba un doble momio con
el saqueo a través de los impuestos tanto del padre como de la madre (los dos
trabajan, los dos cotizan, los dos son sangrados). Por supuesto, la maniobra no
se quedaba ahí: la educación de los hijos de las llamadas madres trabajadoras
fue adjudicada a una recién estrenada televisión que en los años cincuenta y
sesenta hace su estelar aparición. Los índices de divorcio se dispararon
exponencialmente a lo largo de toda la segunda mitad del siglo XX; también el
de los abortos y el de los orfanatos gubernamentales.
Todo el movimiento feminista fue
financiado y soportado por las mismas instituciones públicas y privadas que
aquí se han citado.(Existen libros muy buenos que tratan este tema; cito por
ejemplo, “Seeds of Destruction” de F.W. Engdahl) La implementación de todo esto
fue (y es) global, y aunque Europa y Estados Unidos fue su laboratorio de
pruebas original, en el siglo XXI ya se puede evaluar su alcance: millones de
mujeres incapacitadas y lisiadas científicamente para ejercer como tales, como
esposas, como madres, como compañeras de vida. El Novus Ordo Seclorum busca la
erradicación de las diferencias sexuales en su dimensión sacra y eminente. Por
ello, la mujer moderna es sólo mujer en el aspecto exterior que aún tiene
utilidad publicitaria y económica. Si las mujeres cada vez son menos mujeres…
¿Qué está ocurriendo con los hombres?
Devastación del varón;
actualización secular del arquetipo masculino: ¿Qué está ocurriendo con los
hombres? Lo mismo que con las mujeres. Han conseguido neutralizar los activos
viriles que necesita toda comunidad para defenderse: el vigor, la valentía y la
lealtad. Para ello, la ingeniería social globalista se ha servido de
instrumentos de programación de las masas, como el deporte. Los instintos
tribales de agrupación y defensa son controlados a través de espectáculos
deportivos. Han conseguido que la furia de un varón ante la injusticia, la
barbarie y el ultraje, se controle y se canalice a través de la simpatía
sentimental hacia un equipo deportivo. Han conseguido disfrazar el sentimiento
de pertenencia a una comunidad con los colorines de las camisetas, las mascotas
y los aros olímpicos. Han conseguido captar la atención del varón con una
simulada pantomima de valores heroicos, sin ningún heroísmo ni ningún valor.
Eso es el deporte.
Otro instrumento para desvirilizar
al hombre moderno e incapacitarlo de cara a la formación de una familia ha sido
el erotismo. La psicología conductivista aplicada a las masas sabe que un varón
bombardeado con estímulos eróticos constantes, acaba acostumbrándose al
contenido erótico de tal forma que su libido queda desvigorizada y reducida a
lo estrictamente biológico-genital. Algunos lectores jóvenes se sorprenderán,
pero así es: cuanto más derroche de energía sexual, menos virilidad. Más claro:
cuanta más pornografía, menos fuerza viril.
Esta emasculación espiritual del
varón y la animalización de su sexualidad, favorece una trivialización del
adulterio, en la actualidad generalizada en todos los países occidentales. A
quien no le quede claro que el varón es cada vez menos viril, menos leal y
menos vigoroso.
Existen otras herramientas
importantes en la desvirilización del hombre moderno, como la industria
farmacéutica, la industria alimenticia o la industria del entretenimiento.
Incluso en términos cuantitativos y físicos, la OMS reconoce que la calidad del
esperma de la población estadounidense se ha reducido en los últimos treinta
años en niveles inexplicables. Algo parecido pasa con los europeos y con todos
los varones de un mundo ya globalizado. Y si todos reconocen que este mundo ya
está globalizado… yo pregunto: díganme, señores, ¿quién lo ha globalizado?
Esto es clave: la familia no ha
muerto en menos de un siglo por un proceso natural; se ha cometido un asesinato
con alevosía. Existen presupuestos anuales de millones de dólares dirigidos a
instituciones, fundaciones y think-tanks que buscan optimizar el control
tecnocrático sobre una población valorada como un rebaño de ovejas.
Departamentos militares, servicios de inteligencia, ministerios públicos,
instituciones filantrópicas… todos persiguen un mismo objetivo (¡llámenlo
“socialismo” si quieren, y verán en qué polémica se meten!). La mayoría de los
profesionales involucrados en estos organismos no saben (ni quieren saber) para
qué agenda están trabajando, y se limitan a actuar según su adiestramiento
profesional. El 99,99% de los psicólogos, psiquiatras, sociólogos, educadores,
relaciones públicas, publicistas, burócratas varios… van a preferir desoír esta
información por una cuestión de mera supervivencia de mentalidad de rata. Siempre
van a argumentar: “¡Yo sólo hago mi trabajo!” ¿Y cuál es ese trabajo? Romper la
barrera que protege al individuo de un Establishment político muy interesado en
controlar cada faceta del ciudadano global. Esa barrera es la familia; y ese
ciudadano eres tú.
ADOLESCENCIA PERPETUA
Dr. Eric Trist, usaba técnicas de
manipulación psicológica para prolongar la adolescencia
Parte de ese 0,01% consciente de
quién es y qué hace, fue Eric Trist, psicólogo que estudió en Yale (Skull &
Bones) y fue alumno de B.F. Skinner. Trist observó la posibilidad de modificar
la conducta (de hecho, lo llaman “conductivismo”, behaviorism) a través de
ciertas técnicas.
Existe una palabra clave en el
conductivismo de masas: “crisis”. ¿Cuál es la época más crítica de todo ser
humano? La adolescencia. Por ello, se busca prolongar la adolescencia de la
población en sendos límites para prefabricar una sociedad global infantil,
inmadura, descentrada, irreflexiva, dispersa, distraída y maleable. En
civilizaciones normales, la adolescencia era un corto y natural lapso de tiempo
(uno o dos años, a los 15 ó 16 años) que precedía a las responsabilidades de la
vida adulta. Tras cien años de trabajo de los think-tank globalistas, la
adolescencia es un amorfo tiempo extendido desde los diez años hasta unos
indeterminados treinta y tantos (o incluso más). Saben que la mejor forma de
garantizar la erradicación de relaciones interpersonales profundas es instigar
a tener varios compañeros sexuales durante los críticos años de la
adolescencia.
Saben que la promiscuidad asegura
en la sociedad la incapacidad de aceptar un compromiso amoroso como base para
la formación de una estructura familiar. Saben cómo demoler una estructura
social sana, porque llevan siglos estudiándolo. A través del massmedia se sexualizó
a los pre-púber y se prolongó el infantilismo en edades avanzadas, tal y como
el Dr. Trist teorizó hablando de lo deseable que era lo que él
llamó“adolescencia perpetua”. ¿Por qué hacer de la población mundial una masa
eternamente adolescente? El adolescente es un consumidor nato. El adolescente
gasta más. El adolescente es pusilánime. Y sobre todo: el adolescente no es ni
un niño ni un adulto; es decir, es completamente dependiente y, al mismo
tiempo, es incapaz de formar una estructura familiar independiente. Abrid los
ojos y mirad a vuestro alrededor.
MEDIOS Y HERRAMIENTAS DE
PROPAGANDA GLOBAL
Joseph Goebbels, profundo
conocedor y admirador del trabajo de Bernays, dejó en sus escritos sobre
Weltanshauungskrieg en 1939: “En las próximas décadas tendremos medios
suficientes para modificar completamente la percepción que el europeo tiene del
mundo.” Esos medios -ya lo señaló Le Bay y después Russell- eran medios
técnicos, o en definitiva, tecnológicos. La propaganda se serviría de los
“nuevos medios” de comunicación que aspirarán a tener un alcance global a lo
largo de todo el siglo XX.
La Industria del Deporte:
Goebbels dijo con referencia a los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936: “Este
grandioso evento será la demostración experimental que mostraremos al mundo de
nuestras ideas.
El poder propagandístico del
deporte es inmenso en la sociedad global. Incide con virulencia en la
emotividad de las masas para transmitir contenidos pseudo-heroicos a niños y
adultos. Erradica las referencias viriles genuinas de la cultura, para
sustituirlas por modelos comportamentales prefabricados. Por ejemplo: un niño
hindú normal crecía escuchando historias de Arjuna, un niño español normal se
criaba escuchando leyendas del Cid Campeador, o un niño egipcio normal aprendía
de los relatos que escuchaba de Dhul-Nun. En el mundo globalizado, esa
autenticidad cultural fue sustituida por Leo Messi, Cristiano Ronaldo, Kobe
Bryan, Tiger Woods, Michael Phelps y compañía.
La Industria del Cine: Si el
deporte es la principal herramienta de propaganda global sobre los instintos
activo-masculinos, la Industria del Cine se sirve de la pasividad inherente a
todo espectador para llevar a cabo una profundísima manipulación psicológica.
Que nadie lo dude: el cine es un medio propagandístico. Como industria nació en
Los Angeles a principios de siglo XX, y en él siempre prevaleció la
“producción” por encima de cualquier dirección artística o trabajo
interpretativo a sueldo. El dueño de una película es siempre el “productor”. El
cine no es un medio artístico en el que se insertó una industria. No, no, no.
Es una industria de propaganda en la que dentro existen destellos artísticos
que en última instancia están a sueldo de la producción. En palabras aún más
claras: el cine no es el séptimo arte; sino que es -y siempre fue desde su
aparición- la principal herramienta de propaganda global. Sobre todo después de
la crisis de los años cuarenta, el cine de Hollywood ni tan si quiera es
rentable en términos económicos. De nuevo, la financiación de una herramienta
propagandística (en este caso, el cine todo ello) se apoya en una sofisticada
estructura de fundaciones, entidades privadas y subvenciones públicas más
interesadas en su función propagandística y publicitaria. ¿Os habéis preguntado
cuánta gente tendría que ir al cine y pagar su entrada para pagar los cachés de
Steven Spielberg, Angelina Jolie o Tom Hanks? No hay gente ni salas de cine en
el mundo suficientes para sufragar esas cifras. Hay otros financistas y otros
intereses.
¿Cuál es la función simbólica de
una “estrella”? La de guiar: la Estrella Polar (o el Crucero del Sur) nos guía;
la Estrella de Oriente guía a los Reyes Magos; alguien bien guiado es alguien
“con estrella”. Obsérvese que se ha creado un explícito “sistema de estrellas”
(star system; literalmente así llamado). La población mundial es guiada
científicamente por unas referencias comportamentales sistematizadas: las
“estrellas” de cine. Para formar parte de ese sistema estelar, además de ser
actor, hay que tener algunos de los siguientes requisitos: o ser de origen
judeo-asquenazita, o estar divorciado, o tener un pasado problemático con las
drogas y el alcohol (o en muchos casos, los tres al mismo tiempo). De forma
descarada, algunas de estas referencias estelares se presentan como
“Embajadores de Buena Voluntad de la ONU”; otros como “caballeros” de la Reina
de Inglaterra; y otros directamente como directores y miembros de entidades
educativas, academias artísticas, fundaciones filantrópicas, ministerios de cultura,
universidades varias… Estos sinvergüenzas son las referencias comportamentales
de todo el mundo globalizado, y a estas alturas la influencia de esta
herramienta de ingeniería social se encuentra en extremo desbocada.
TODA LA INDUSTRIA DE SEXO Y PORNO
ESTá DISEñADA PARA ESCLAVIZARTE, NO PARA EL PLACER
La Industria del Sexo: Conviene
tomarse en serio como enemigo a la llamada Industria del Sexo. En volumen de
negocio sólo tiene parangón con la industria del cine convencional. Si se
estudia su financiación y su origen se comprende qué función propagandística
tiene. Con la pornografía (tal y como con el opio o la cocaína) ocurre que los
primeros consumidores y traficantes formaban parte de la misma élite política.
Los primeros pornógrafos fueron nobles europeos e industriales norteamericanos
más o menos pervertidos. Con las revoluciones culturales de los sesenta y los
setenta, la población tuvo acceso libre a la pornografía, a través de empresas
con el mismo origen que las cinematográficas. Hollywood está a lado de San
Fernando Valley. Para comprender rápidamente la importancia de la Industria del
Sexo en el plan global de destrucción cultural, basta saber que uno de sus
magnates, Hugh Hefner, fue asistente registrado de varias reuniones Bilderberg.
¿Por qué comparten mesa tipos como Hugh Hefner o Larry Flint con tipos como
Henry Kissinger o David Rockefeller?Insisto en que hay que tomarse en serio la
amenaza de la industria pornográfica: ataca y arrasa cimientos culturales con
poquísimo esfuerzo, rápido y en masa. No se trata sólo de que el onanismo
desvitalice al consumidor de estos contenidos hasta límites que prácticamente
ningún moderno va a reconocer por un hipócrita pudor. La pornografía de masa va
más lejos: la misma actividad sexual se muestra como una mera masturbación con
otro cuerpo, profanando toda valencia sagrada de la sexualidad. Personalmente
me niego a pensar que existen tantos onanistas dispuestos a pagar como para
mantener una estructura empresarial que mueve tantos millones de dólares. Como
ocurre con el cine convencional, el cine porno se apoya en una financiación
suministrada por entidades interesadas en su papel propagandístico.
En la pornografía se suministran
todos los contenidos propios de una decadencia civilizadora: homosexualismo, sodomía,
lesbianismo, coprofagia, bestialismo, necromancia, sadismo… todo. Si comparamos
Sodoma con nuestro “mundo feliz” del siglo XXI, parece que la ciudad bíblica
sería clasificada como softcore.
La Industria de la Música: La
música es otra herramienta propagandística de primer orden apoyada en un
industria específica, pues al fin y al cabo ¿a quién no le gusta la música?
Para mejor comprensión: en este
artículo se ha citado a Sir Charles Darwin, Sir Thomas Henry Huxley o Sir
Bertrand Russell. ¿Qué tendría en común toda esta gente con tipos como Paul
McCartney, Mick Jagger o Elthon John? Pues que los unos y los otros (todos
ellos) tienen título de Sir británico y son “caballeros” de órdenes de la
Corona de los Windsor. Una institución política como la Corona jamás va a
conceder honores a alguien que no colabore con sus intereses. El valor
artístico es irrelevante, pues la función de estos sires en cuanto sires es
propagandística. Científicos, periodistas, militares… son meras herramientas de
los intereses imperialistas, y por ello, reciben condecoraciones y honores de
instituciones político-militares. Lo mismo ocurre con la industria pop: es otro
brazo del mismo plan de agresión.
En última instancia, las fuerzas
militares, la psicología de masas aplicada a la ingeniería social y la
industria pop, colaboran estrechamente entre ellas. Desde los años sesenta,
periódicas “revoluciones culturales” son implementadas para arrasar los
sustratos culturales genuinos de todos los pueblos, y de paso, introducir
ciertas drogas en la población. La música pop es algo así como la banda sonora
que estas revoluciones pret-a-porter utilizan en su imposición comportamental y
manipulación social. Cada década tiene su “revolución”, con su droga estrella y
con su artista estrellado. En los sesenta, el LSD (con su pelele Brian Jones,
drogadicto, muerto en extrañas circunstancias). En los setenta, la heroína (con
su pelele Sid Vicious, drogadicto, muerto en extrañas circunstancias). En los
ochenta, los anti-depresivos y ansiolíticos (y con su pelele Michael Jackson,
drogadicto, muerto en extrañas circunstancias). En los noventa, la cocaína (con
su pelele Kurt Cobain, drogadicto, muerto en extrañas circunstancias) . Las
revoluciones pop siguen un padrón repetido: devastación cultural, imposición de
una referencia comportamental e introducción social de alguna droga. La única
diferencia esencial entre las diferentes revoluciones pop es que en cada década
se consigue un alcance mayor, pues las herramientas de propaganda cada vez son
más numerosas y potentes.
El último y más salvaje ejemplo
de esta imposición cultural es el llamado hip-hop. Una vez más hay que saber
discernir entre la manifestación cultural legítima de un pueblo y la utilidad
de manipulación cultural que el plan globalista extrae. El pueblo afroamericano
es una de las comunidades más castigadas por la ingeniería social tecnocrática.
l pueblo afroamericano fue usado para proyectar una “revolución cultural”
global, aplicada en todo el mundo, con unos contenidos claros: culto a la
violencia, las drogas, el dinero, el crimen y la misoginia. Con la cultura
hip-hop, la música pop como herramienta en manos de la ingeniería social global
llegó a un nivel de devastación sin precedentes en la historia de la
globalización cultural.
Imagen del movimiento Feminista
que representa segun ellas al hombre
La industria del Entretenimiento:
Todos estos medios propagandísticos globales (deporte, cine, pornografía,
música pop…) se presentan con el pretexto de ofrecer un inocente
entretenimiento. De hecho, ellos hablan de una “Industria del Entretenimiento”
como un cajón de sastre donde entra todo tipo de propaganda. Fijaos en esta
palabra: “entretenimiento”. El entretenimiento es la acción de entretener y,
definido por la RALE, entretener no es sino “distraer a alguien impidiéndole
hacer algo”. Es decir: no hay entretenimiento posible sin la voluntad de
alguien que busca impedir algo al entretenido. ¿Qué pretende impedir la
Industria del Entretenimiento? Impedir que cuestiones, que te enfurezcas, que
razones, que luches, que veas, que hables, que ames, que leas, que escribas,
que pienses… en definitiva, ¡que vivas!Zbigniew Brzezinski dijo en 1970, en
“Between Two Ages” que “en las próximas décadas va a resultar prácticamente
imposible la existencia de un pensamiento propio.” ¿Acaso piensas que el señor
Brzezinski está interesado en tu diversión? Pues lo está: existe una Industria
del Entretenimiento que produce cacharros que incluso fueron llamados “Sistemas
de Entretenimiento” (Entertainment System). Recordemos la “adolescencia
perpetua” del Dr. Trist y la intención de infantilizar a la población global.
Hace décadas, apareció en escena algo referido con la palabra “juego” (game, en
inglés), es decir, algo para niños. Este “juego” no se comercializó sólo para
los niños. En su desarrollo, se puede hacer un seguimiento de los contenidos y
asegurar categóricamente que todo esto es muchísimo más que un juego. Es una
potentísima plataforma de propaganda global con una influencia de masas en
constante crecimiento. Eso son los llamados “videojuegos”.
La industria del videojuego
ofrece algo novedoso con respecto a la industria del cine: una ilusión de
interacción. Ante una película, el espectador está pasivo tragando contenidos.
Ante un videojuego, el jugador cree estar interactuando en una trama (por
supuesto, la actividad se reduce a los movimientos de las manos sobre el
llamado joystick). El videojugador se involucra emotivamente con lo que está
presenciando a través de su ilusoria participación. Resulta previsible que sus
apologistas y publicistas aseguren que el videojuego no es más que un juego,
como el ajedrez, las damas o el manqara. Pero no es así: los contenidos están
científicamente escogidos y en la industria están involucrados las mismas
instituciones, entidades, universidades y las mismas corporaciones paraguas que
están detrás del deporte, el cine o la pornografía.
Existen extremos ya alcanzados
como videojuegos consistentes en ser un criminal proxeneta (San Andreas, de
Rockstar Games), atropellar mujeres embarazadas (Carmageddon, de Stainless
Games), o realizar orgías sexuales (Sexfriend, de Stone Heads). En el extremo
del “entretenimiento” ya alcanzado existen videojuegos que ofrecen una vida
alternativa a la vida real, una vida virtual, una ciber-vida (Second Life, de
Linden Reseach). Y es que estos “juegos” hace tiempo que dejaron claras sus
intenciones: crear una realidad paralela, virtual y paradójica en el sentido de
que no puede ser real. El desarrollo de esta herramienta como medio propagandístico
llevaría el poder de manipulación psicológica hasta límites difíciles de
predecir. Preferimos ceñirnos a la actualidad: si la Industria del
Entretenimiento sigue desarrollándose al mismo ritmo que lo está haciendo, ni
los más optimistas pueden alejar “los próximos años” que señaló Brzezinski en
1970, del futuro más inmediato. Los medios de propaganda global y
psico-manipulación de masas habrán llegado en ese momento a la culminación de
su expansión exterior.
En ese momento, la escalada de
control sobre el ser humano se concentrará en su interior, en la propia
tecnización de su organismo y fisiología. Con control absoluto sobre el
exterior del individuo y su contexto social (es lo que han hecho durante todo
el siglo XX), la tecnocracia global a lo largo del siglo XXI se sumergirá en el
control de su interior y su computarización psicológica. Este viaje infernal ya
ha comenzado.
En esta era abierta, la
propaganda global ya no tendrá como producto una “ingeniería social”, tal y
como ya conocemos. Será (empieza a ser) aún más horrible: al controlar ya no
sólo el exterior y lo social, sino el interior y lo psico-fisiológico, la
industria propagandística global arrojaría una “ingeniería psíquica”. El siglo
XXI se presenta así para la tiranía científica: la sociedad (lo que ya Le Bon
valoró como “masa”) ya está controlada; ahora resta controlar directamente al
individuo.
La Era Tecnotrónica: El Doctor en
Ciencias Políticas de la Universidad de Harvard ya citado, Zbigniew Brzezinski
escribió en 1972: “La era tecnotrónica involucra la aparición gradual de una
sociedad más controlada. Tal sociedad será controlada por una élite no
contenida por los valores tradicionales.” La aparición gradual de esta sociedad
no es un fenómeno espontáneo, sino que responde a un proyecto de ingeniería
social global, apoyado en una ciencia específica y ejecutado por medios
técnicos, tal y como se ha explicado en este artículo. Esa “aparición gradual”
que Brzezinski anunció en los años setenta, en los años noventa se convirtió en
algo “visible” (Recordemos a George H. W. Bush en 1991 y su ya célebre “It’s
coming in the view…”), y en el siglo XXI es palpable: una sociedad global
uniformada y controlada por medios técnicos en manos de una reducida minoría
que proyecta sucedáneos culturales, ideológicos y religiosos a una población en
la que han arrasado su sustrato intelectual y espiritual genuino a lo largo del
último siglo. En efecto, tal y como dijo y dice Brzezinski, esta sociedad ya
está “controlada por una élite no contenida por los valores tradicionales”. Lo
que da cohesión a esta élite no es ninguna familia, ni raza, ni religión: es la
perpetuación de su oligarquía a través de herramientas tecnológicas y
científicas.
Para dicha perpetuación, es
necesario arrasar todo (todo) resquicio de sustrato cultural genuino, cualquier
base de una comunidad humana, toda estructura de agrupación y cooperación. Es
por ello, como ya he dicho, que la familia es (y siempre será mientras
sobreviva aún en la agonía) el enemigo final a batir para el socialismo global
tecnocrático.LOBAL DE Destrucción DE LA FAMILIA
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